De esta sed de amar...


Pasaron toda la noche ahí, sentados en la misma silla, en una silla que apareció por arte de magia dispuesta a acomodarlos en una burbuja de romanticismo...

Mirándose a los ojos, compartiendo caricias, besos y sonrisas de esas que no dejan ninguna duda sobre los sentimientos de la persona que tienen delante... Ni se darían cuenta de que pasaron más de dos horas sentados ahí en medio...

Y los que mirábamos nos moríamos de envidia...

4 comentarios:

Cayetano Ruiz de Alarcón Quintero dijo...

Conozco esa sensación aish.... la sensación de los mirones no sino la de los que estaban sentados en la silla...

Splendid Grass dijo...

Lejana sensación...me encanta pero bueno, así por ahora me conformo con ser la que mire por un ratito más de aprendizaje...

Rodri dijo...

pos pa no darse cuenta de que había una almizclera haciendoles un montón de fotos (las primeras con flash además) bien enfrascaos estaban...

Marta dijo...

pues si q nos moriamos de envidia si...
y mas aquella noche...